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Una vida de pura y simple consagración al Señor

Una vida de pura y simple consagración al Señor

Una vida de pura y simple consagración al Señor, la de nuestro querido Padre Picetti, cumplida y coronada (¿coincidencia o… providencia?) en la memoria litúrgica del Santo Cura de Ars. Una generosa mies de años de desvelos pastorales vividos en las clases y “en terreno” en la Parroquia de la Higuera, que tanto espacio ha ocupado en el corazón generoso del P. Juan Bautista, anunciando el Evangelio, comprometido con el paulino «hacerse todo en todos, para ganar a todos para Cristo», fiel a San Antonio Maria Zaccaria, nuestro Padre fundador que quiere que sus hijos «sean grandes santos», que «corran amando como locos», «…no diciendo nunca: solamente hasta aquí». 

Todo ello enmarcado en el contexto de una sabia y seductora humildad, nutrida con la contemplación de la inmensidad de los cielos que a diario el P. Picetti escudriñaba no sólo para identificar y conocer sus componentes, describir sus trayectorias, sino también para establecer un diálogo fecundo y enriquecedor con el Creador mismo de esas maravillas. 

Además, me parece de justicia reconocer no sólo los innumerables méritos sacerdotales y religiosos del P. Picetti y su trayectoria docente, sino también destacar las resonancias que dichos méritos y dicha trayectoria ha despertado en las inteligencias y en los espíritus de tantas generaciones de jóvenes estudiantes chilenos.

Múltiples son ras razones de ello: su cotidiana labor – y fatiga – docente que supera los diez lustros; su auténtica “pasión” por el maravilloso mundo de la física – tanto teórica como aplicada – cultivada con rigor científico y siempre atenta a las nuevas teorías y a los nuevos descubrimientos en ese campo; su capacidad de transmitir dicha “pasión” a generaciones de estudiantes impulsadas por un exquisito sentido pedagógico que lo ha llevado a dar vida a estructuras de investigación como el “Tololito” y el conjunto astronómico-pedagógico del “Cerro Mayu”, su profundo espíritu religioso cargado de encantadoras valencias poéticas y, me atrevería a decir, místicas, que lo ha llevado a proyectar a sus alumnos hacia horizontes que el ojo humano, a pesar del auxilio del instrumento óptico más sofisticado difícilmente podría vislumbrar.

P. Paolo Rippa Zannin, B.

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